''Duda que sean de fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo''
William Shakespeare.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Capítulo 24

Me despertó mi móvil. Alguien me llamaba. Antes de cogerlo miré el reloj; eran las 8 de la mañana demasiado temprano para mí porque no acostumbraba a madrugar los fines de semana. Cogí el móvil de mala gana con mal humor.
(Conversación telefónica)
-¿Quién osa despertarme a estas horas?- grité como una bruja mala.
-Yo- contestó Justin de una manera despreocupada.
-A estas horas no puedo decir nada decente llámame más tarde.
-Pero… - no le dejé acabar porque enseguida le corté.
(Fin de la llamada)
Volví a la cama y me tapé muy bien con las mantas. Luego me quedé dormida profundamente.
(Narra Justin)
Tenía que despertarla como fuera porque teníamos el vuelo a las 11 y sabía que aún no había hecho las maletas. Llamé a Kenny para que me viniera a buscar lo más rápido posible. Los demás ya estaban despiertos y estaban desayunando pero no hicieron ninguna pregunta cuando salí apresuradamente de mi casa.
Al llegar Kenny entré en el coche y le dije que fuera a casa de Paula. Llegué y llamé al timbre del portal. Me contestó su madre.
(Por el telefonillo)
-Disculpe… Soy un amigo de su hija, ¿podría abrirme? Necesito hablar con ella.
-¿Con cuál quieres hablar? Solo Irene está despierta.
-Con Irene mismo.
-Está bien.
(Fin de la conversación por el telefonillo)
Sabía que le había mentido a la madre de Paula pero tenía que ir a despertarla inmediatamente. Subí rápido por las escaleras porque al ser clautrofóbico no puedo subir en ascensor. Me agobia. Eran demasiados pisos así que llegué cansado a más no poder. La puerta de su piso estaba abierta y detrás de ella estaba Irene.
-¿Justin? ¿Qué quieres?
-¡Despierta ahora mismo a tu hermana. El vuelo sale en dos horas y media y no tiene hecha ni la maleta! – exclamé con el poco aliento que me quedaba.
-¿Mi madre sabe que os vais a Atlanta?
-Es verdad, le había prometido a Paula hablar con tu madre para que la dejara ir.
(Flashback)
-¿Quieres venir a Atlanta a conocer a mi padre y a mis hermanos?
-Me encantaría pero no creo que me dejen…
-Si es por el dinero te pago yo el billete.
-Claro que no es por el dinero es que mis padres casi ni te conocen y cuando te ven por la tele piensan ‘’ que niño más mimado’’ no les caes bien.
-Hablaré con tus padres, te lo prometo.
(Fin del flashback)
Sin perder más tiempo fui a junto la madre de Paula que enseguida se dio cuenta de quién era ya que antes no se había fijado bien.
-Oye, tu cara me suena mucho.
-Normal. Soy Justin Bieber, señora- intenté decir lo menos prepotente posible.
-¿Eres ese muchacho qué sale siempre rodeado de chicas en la tele?
-Supongo que sí.
-¿Y qué haces aquí? ¿No deberías estar en tu país con tu novia?
-¿Novia?- pregunté extrañado.
-Sí… Esa jovencita que es más mayor que tú. La que sale en una serie de un canal de dibujos. No me acuerdo ahora de su nombre.
‘’Ah, se refiere a Selena’’ pensé.
-¿Se refiere a Selena Gomez? No salgo con ella.
-Tampoco me interesa. ¿Por qué has venido a hablar con Irene?
-En realidad he venido a buscar a Paula.
-Lo siento pero ella sigue durmiendo y no creo que se levante tan temprano.
-El problema es que me voy de viaje a Atlanta desde hoy hasta el sábado que viene y me gustaría que dejara ir a su hija conmigo. Ya tenemos los pasajes comprados y el avión sale a las 11.
-¿Y cuándo pensabais preguntármelo?- dijo alterada.
-Esto es culpa mía. Le prometí a ella que hablaría con usted, lo siento.
-¿Y porque quieres que vaya contigo?- me miró con una mirada extraña.
-Eh… Bueno… - Irene me interrumpió.
-Venga, mamá déjala ir. Solo es una semana- me ayudó Irene.
-Está bien pero respétala ¿me oyes? No me fio de los famosos.
-Se lo prometo señora.
-¿A qué esperas? Corre ve a despertarla. Algún día tendrá que hacer las maletas- me gritó Irene.
-Ya voy, ya voy.
Fui arrastrado por Irene hasta su cuarto. Llamé a la puerta pero nadie me contestó así que decidí entrar. Abrí la puerta con cuidado y seguidamente la cerré. Paula estaba durmiendo profundamente. Estaba tapada hasta arriba de mantas. La destapé y ni se movió. Seguía durmiendo. Me arrodillé y acerqué mi rostro al suyo. Seguía sin despertarse. Me acerqué aún más hasta que casi nuestras bocas se juntaban. Seguía sin reaccionar. Luego le besé en los labios y le susurré ‘’ Despierta, princesa. Tenemos que coger un avión’’. De repente abrió los ojos y me sonrió. Era preciosa.
-¿Esto es un sueño? No quiero despertarme.
-No es un sueño, estoy aquí de verdad. Y ahora levántate tenemos que coger un avión.
-Mierda, es verdad- se levantó.- Tengo que hacer la maleta.
-No te preocupes, yo te ayudo. –Intenté darle un beso pero se apartó. Yo me quedé atontado.
-No es hora de entretenerse tengo que hacer la maleta.
-Necesito un beso tuyo para tener energía.
-¿No te sabes una excusa mejor para que te dé un beso Bieber?- me encantaba que se pusiera en plan sarcástica.
-Pues… no- la agarré y me acerqué a ella hasta que nuestras narices se tocaron.- Dame un beso y te suelto para que hagas la maleta.
-¿Y qué pasa si me niego?
-Te lo robaré igualmente pero no te ayudaré a hacer la maleta.
Por fin me besó intensamente como a mí me gustaba. No pude contenerme y quise ir más allá pero ella me interrumpió justo cuando empezaba a besarle el cuello.
-Tengo que hacer el equipaje ¿recuerdas?
-Ahora que lo dices sí.
-¿Qué pasa que antes no lo sabías?
-Se me había olvidado. Tus besos me hacen olvidarme de todo.
-Qué romántico eres Just.
-Lo sé.
Luego fuimos a hacer la maleta y nos costó mucho. Cuando acabamos eran ya las 10. Salimos de su cuarto y fuimos a la cocina. Paula aún estaba sin desayunar así que yo también aproveché el ofrecimiento de su madre y tomé un vaso de leche.
-Bueno, aún no me has contestado a la pregunta de antes- me dijo la madre de Paula.
-¿A qué se refiere señora?- Paula nos miraba extrañada.
-¿Por qué quieres que mi hija te acompañe a Atlanta?
-Pues, mamá-dijo Paula luego me miró indecisa- porque somos ami…- la interrumpí.
-Porque señora, Paula y yo somos novios- dije yo ya que no me gustaba tener que mentir a su madre además no había nadie que prohibiera eso ¿no?
-¿Cómo? ¿Mi hija está saliendo con un famoso?
-Mamá, tranquila. Justin no es un famoso cualquiera. Él es diferente además ha dejado el mundo de la música durante un tiempo.
-Eso no cambia las cosas, Paula. ¿Tú le quieres?- yo solo me limitaba a escuchar la conversación.
-Sí mamá, y mucho.
-¿Y tú, jovencito? ¿Quieres a mi hija o no es más que un juguete para ti?
-Por supuesto que la quiero.
-Entonces no me queda otra que aprobar esto. Espero que salga bien- por fin la señora se dignó a sonreírme. Ya empezaba a pensar que no le iba a caer bien nunca. – Y cuida de mi hija.
-Con mi vida si es necesario.
-Que exagerado- rió Paula.
-No creo que a tu padre le haga mucha gracia esto.
-Pero tendrá que aceptarlo- dijo Paula.- Bueno nos vamos ya mamá. Hasta la semana que viene.
-Chao, cariño. Cuídate y llámame todos los días.
-Adiós, señora.
-Llámame María
-Vale. Adiós María- sonreí y me dirigí hacia donde estaba mi novia.
Estaba despidiéndose de Irene. Yo también  lo hice y luego salimos de su casa. Kenny nos esperaba abajo en el portal. Íbamos justos de tiempo para coger el avión.

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