''Duda que sean de fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo''
William Shakespeare.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Capítulo 15

Había pasado la mañana entera sin ver a Justin por ningún lado. Lo busqué durante el primer recreo y no lo encontré por ninguna parte y en el segundo recreo no tuve tiempo porque mis amigas querían que fuera con ellas a resolver unos asuntos con un profe. Subiendo las escaleras para irme a clase, encontré a Santi. Iba con una chica algo más baja que él. A propósito le pegué en el brazo a Iria, que iba a mi lado.
-¿Qué? ¿Por qué me pegas?- gritó.
- Mira quién está ahí- le dije.
-Oh, es Santi- murmuró toda emocionada pero enseguida bajo el tono.- Hay una chica que va con él. Debe de ser su novia.
-¿Por qué no te acercas y le preguntas?
-¿Qué? No, ni de broma, ¿y si se piensa que lo estoy acosando?
-¡Pero vamos a ver! ¿Cómo va a pensar eso si ni hablas con él? Es de lógica.
-Pero es que me da vergüenza.
-Pues hay que vencer esa vergüenza.
Sin darle tiempo a responder la empujé contra él. Se cayeron los dos al suelo, Iria colorada y él algo sorprendido. Yo me empecé a reír mientras ella me miraba con cara de asesina. Enseguida fui junto a ella.
-¡Uy! Chicos, ¿estáis bien? – pregunté con algo de sarcasmo.
- Sí, sólo fue una caída tonta ¿no, Iria?
-Claro- contestó ella mirándome furiosa.
-Venga, levántate- le dijo Santi ofreciéndole su mano.
Enseguida se levantó y yo volví a reírme al recordar el suceso. Enseguida me callé pues una mano se posó en mi hombro derecho. Recé para que no fuera un profe que me viera empujar a Iria. Me giré con cara de arrepentida y luego resoplé. No era un profesor, era Justin.
-¿Sabes qué eres algo gamberra? ¿Cómo le haces eso a Iria?- me preguntó con una sonrisa.
-Si le hice un favor. Además no la empujé tan fuerte, creo que exageró un poco la caída.
-Aun así no deberías haberla empujado. Si ella no quiere hablar con Santi, déjala tranquila.
-Ella quiere hablar con él pero no se atreve. Yo solo le ayudé un poco- contesté. Luego exclamé: - ¿Y tú como sabes que ella no quería hablar con él? ¿Me estás espiando?- le pregunté con una mirada acusadora.
-Solo te vigilo. No quiero que te pase nada.
-Primero me vigilas en la calle y ahora también en el instituto. ¡Menos mal que no vives conmigo!- reímos los dos.- Bueno me tengo que ir a clase. El profesor de Castellano es muy puntual y me da algo de miedo.
-Ok. Nos vemos a la salida ¿vale?
-Vale.
-¡Espérame eh!
Sí, tranquilo. Hasta luego.
Me desvié por un pasillo, abrí la puerta de clase y vi ya a mitad de la clase sentada y al profesor mirándome enfadado. Los chicos se reían por lo bajo porque sabían que me iba a gritar.
-¡Usted! ¡Cómo se retrasa tanto! ¡Siéntese de inmediato!
Yo le obedecí sin rechistar. Me senté en la primera fila pues era donde el profesor me había colocado. Mire hacia atrás y vi a Iria riéndose y a Salva mirándome fijamente. Volví la vista hacia el profesor que en ese momento pasaba lista.
-Fernández- pronunció e Iria enseguida levantó la mano toda seria.
Pasados unos minutos me llamó a mí.
-López- levanté la mano mirando hacia ninguna parte.
Cuando acabó de pasar lista nos explicó cómo iban a ser sus clases y sobretodo recalcó como quería que fuera su comportamiento con él. En un momento dado Iria no pudo evitar mirar por la ventana y el profesor le gritó:
-¡Fernández! ¡Atienda! ¡Deje de mirar por la ventana!
Yo, en un acto reflejo me reí, como todos los de la clase.
-¿De qué se ríen? – preguntó el profesor.
-De nada- dijo Reth, el chico más gracioso de clase.
-Pues solo la gente anormal se ríe de nada.
Volvimos a reírnos.
-¿Les hace gracia la palabra anormal?
El silencio reinó en la clase.
Después de la clase de Castellano tuvimos Matemáticas. Una sesión bastante entretenida de no ser por las progresiones a las que el profe parecía adorar. Y por fin terminó el primer día de clase. Una mañana insufrible para mí. Salí por la puerta de clase hablando distraída con Iria. Esperamos en el recinto de fuera del instituto a que salieran los demás, incluido Justin. Salieron Alba, Irene, Lara y Helen juntas. Luego aparecieron Lily y Sandra pero aún faltaban Chris y Justin. Vi pasar a gente de la clase de Chris pero él no iba entre ellos. Todo el bullicio que se había formado de la gente que se amontonaba en el portalón de la salida desapareció de un momento a otro. Ya habían pasado 10 minutos desde que tocara el timbre. Y pasaron 5 minutos más hasta que aparecieron. Justin iba con capucha y con sus gafas de sol negras.
-¡Hasta que por fin aparecéis! ¿Qué estabais haciendo?- les grité.
-Justin, que no quería que le acosaran hasta su casa. Tuvimos que meternos en el baño para que no lo pillaran- comentó Christian.
-¿Pero tú no te vas en tu limusina?-preguntó Sandra.
-Prefiero acompañaros a casa. Además si dejé el mundo de la música durante dos años es para vivirlos como un chico normal- contesto Justin.
-Si tú dices que vivir como un chico normal es que las cámaras te persigan, que salgas en la tele todos los días y que las chicas no paren de acosarte entonces yo no vivo como una chica normal- dijo Irene sarcástica.
-Eso son cosas secundarias- respondió él.
-Anda, vamos. Que ya llegamos tarde a casa- le dije yo a Irene.
Mientras caminábamos Alba iba hablando con Zack por el móvil.
(Narra Alba)
No comprendía por qué cada hora que pasaba quería y necesitaba más a Zack. En clase apenas estuve atenta. Solo pude pensar en él. En como pidió que fuera su novia. En cómo me miró antes de besarme. En cómo me besó. Estaba realmente enamorada de él. De pronto mi bolsillo del pantalón vibró. Mi móvil. Lo miré y era un SMS de Zack.
‘’¿Cmo t ha ido la mañana, preciosa? Spero q stuvieras pnsando en mi xq yo no he podido qitarte d la cabeza en ningún momnto. ¿Q m has hecho? ¿Xq penso tanto en ti? TQM L)’’
Qué lindo era. Releí el SMS un par de veces más. Era tan dulce. Yo le respondí:
‘’La mañana me fue + o – x tu culpa. Yo no t he hecho nada t lo has hecho tu solito ;) Yo tambn TQM Wapo <3 ‘’




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