''Duda que sean de fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo''
William Shakespeare.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 20

Después de hablar durante un rato volvimos a su habitación. Justin me cogió por la cintura, como si quisiera que los chicos se enteraran de que éramos novios. Y no me parecía malo, al contrario, pero me parecía algo extraño.  Al entrar ya empezaron a preguntar.
-Uh ¿Seguro que no sois novios? – preguntó Christian.
-Pues… - iba a decir algo pero preferí mirar a Justin y dejar que él lo dijera.
-Sí, somos novios- dijo mirándome a mí.- ¿Contentos?
-¿Va enserio o nos queréis tomar el pelo?
-Va muy enserio- dijo Justin serio.
-¡Me alegro mucho por vosotros!- gritó Iria.
-Y yo- murmuró Alba que se levantó y me abrazó.- ¿Con que no ibas a encontrar a nadie que te quiera eh? ¿Con que eras una negada para las relaciones no? Al final mira que novio encontraste. Ojalá os vaya todo muy bien.
-Gracias, pero no soy tan exagerada…
-¿Qué no?- dijo ella y todos se rieron- ¡Qué bien te conoces a ti misma!
-¡Oye…!- la miré algo molesta.
- La verdad es que eres algo dramática… - contestó Iria.
-¿Y si lo soy qué?- pregunté fusilante- Para mí no es un defecto. Si algún día quiero llegar a ser una escritora profesional tengo que ser dramática si no lo que escriba no tendrá sentido.
-¿Quieres ser escritora? – me preguntó Chaz.
-Entre otras cosas. ¡Si por ser sería hasta astronauta!- exclamé.
-Te seguiría queriendo igualmente- dijo Justin sonriendo.
-¡Ohh que monos!- murmuraron Ryan y Chaz agudizando la voz.
-¡Payasos!- contestó Justin.
-Valdríais para el circo- dije yo riéndome.
Estuvimos así, bromeando hasta que Pattie nos llamó para ir a cenar. Nos sentamos todos a la mesa, yo al lado de Justin. Había para cenar espaguetis. Me reí muchísimo ya que tanto Ryan como Chaz eran unos guarros comiendo. Se mancharon toda la cara con la salsa y sus camisas también estaban perdidas. Los demás comíamos normal aunque no paramos de reírnos incluida Pattie que estaba alucinando por la forma de comer de ellos. Al acabar Alba y yo nos ofrecimos para lavar los platos. Fuimos a la cocina mientras los demás se iban para el cuarto de Justin. Iba a recoger lo que quedaba en la mesa del salón cuando escuché una conversación entre Justin y su madre.
-¿De verdad la quieres Justin? ¿No es solo un capricho?- dijo ésta.
-Por supuesto que no es un capricho. Ella es muy importante para mí, la quiero en mi vida para siempre.
-¿Y si ella solo te quiere por tu fama y tu dinero? Justin no es bueno que salgas con Paula. Arruinará tu carrera. No debiste dejar a Selena.
-¡Yo hago lo que quiero con mi vida!- gritó él.- Quiero estar con Paula y nadie me lo va a impedir. Ella no es ese tipo de chica que tú te imaginas, mamá. No la conoces pero cuando lo hagas te arrepentirás de lo que me acabas de decir y no sé cuántas veces más tengo que repetir que Selena fue la que me dejó a mí.
-Justin, soy tu madre y mi deber es protegerte. Solo te digo lo que veo. No quiero que tus fans se enfaden porque estés saliendo con una chica normal.
En ese momento, Alba se acercó a mí y me dijo:
-¿Qué pasa? ¿Por qué tardas tanto en coger las cosas?
Con la mala suerte de que ellos lo escucharon y se dirigieron hacia mí.
-Lo siento. No debería haber escuchado esta conversación.- Luego aparecieron las primeras lágrimas en mis ojos. Ellos intentaron decir algo pero yo no les dejé.
-Alba, vuelvo ahora que voy al baño.
-Vale.
Sin más demora me fui al baño a encerrarme y descargar toda la angustia que me había creado esa conversación. Pero Justin me siguió e intentó entrar.
-Paula, abre la puerta.
-No. Déjame sola.
-No le hagas caso a mi madre. No sabe lo que dice.
-A lo mejor sí que lo sabe- abrí la puerta luego me senté de nuevo en el suelo y él a mi lado.- Quizá tenga razón con lo de tus fans.
- Mis fans son felices si yo estoy feliz. Y yo estoy feliz si tú estás conmigo- dijo secándome las lágrimas que corrían por mis mejillas.
-Pero…- me interrumpió.
-No hay peros que valgan ¿recuerdas?- me hizo reír.
-¿Por qué tienes que hacerme reír siempre?
-Porque soy adorable.- reí aún más.
-Creído- dije pegándole en un brazo.
-Preciosa- luego me besó cariñosamente en los labios.
-Eres perfecto.
-Lo sé- me guiñó un ojo mientras yo me lavaba las manos mirándole a él a través del espejo.
-Lo retiro. ¡Eres un creído!- luego le mojé la cara.
-¿Por qué has hecho eso?- dijo juguetón.
-Para castigarte. No puedes ser tan creído.
- Pues te corrijo porque yo soy perfecto. Lo acabas de decir hace un momento.
Le volví a mojar la cara.
-Te diviertes mojándome ¿Eh? Pues ahora verás.
Me cogió en brazos y me llevó hasta la ducha. Sabía lo que venía a continuación.
-¡No serás capaz!
-O sí que soy capaz.
Abrió el agua y nos mojamos los dos de arriba abajo. Luego, al vernos los chicos pensaron que habíamos hecho algo raro. Y aunque se lo negamos mil veces no nos creyeron. 

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