''Duda que sean de fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo''
William Shakespeare.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Capítulo 2

Cuando llegamos al instituto, nos sentamos rendidas en la escalera principal. Estábamos tranquilas hasta que de pronto escuchamos unos chillidos. Un coche negro aparcó delante de la puerta y detrás de él miles de chicas gritaban como unas locas.
-          - ¿Qué pasará ahí?- preguntó Irene.
-        -  No lo sé pero como que mejor vamos a averiguar- respondió Helen.
-         -  Yo paso- dije.- Ya me contaréis luego.
-         - Lo mismo digo- señaló Alba.
Mientras Helen e Irene iban a averiguar Alba y yo nos quedamos hablando.
-         - Paula, no puedes ponerte así por Salva. Él no se merece tus lágrimas.
-          -Lo sé pero, ¿qué puede hacer?
-         - Lo sabes perfectamente. Deja de ser tan masoca y fíjate en otro chico.
-          -Lo intento pero no puedo. Lo que diga mi mente no tiene nada que ver con lo que sienta el corazón.
-          -Pero tampoco te puedes quedar sola por el resto de tu vida por culpa de tu corazón.
Permanecí en silencio ya que sabía que Alba tenía razón.
-        -  Mira, ya sé lo que vamos a hacer- exclamó Alba. - Vamos a aprovechar que hoy empezamos un nuevo curso para olvidarnos de los chicos y mirar hacia otro lado.
-         - ¿Las cosas con Zack y tú van mal no?- observé yo tratando de descifrar lo que me decía.
-          -Pues la verdad no van muy bien. Ya sabes, hacemos lo de siempre hablar y bromear pero tú sabes que a mí me gustaría ser algo más para él.
-          -Lo eres Alba, solo que él no se atreve a decírtelo. Si tal vez te lanzaras tú…
-          -Sabes perfectamente que no pienso hacerlo- dijo interrumpiéndome.
-          -Pero si se nota que le gustas.
-          -Me da igual. Yo no soy tan lanzada como tú lo eres algunas veces.
Iba a contestarle cuando Helen e Irene llegaron.
-          -Chicas no sabéis quien va a venir al insti- gritó Helen.
-          -¡Nada más y nada menos que Justin Bieber!
-          -¡¡Qué!!- exclamamos Alba y yo al mismo tiempo.
      Tan pronto como lo gritamos él apareció dirigiéndose hacia las listas. ¡Qué guapo era! Pero era bastante mayor como para fijarse en mí lo que me hizo pensar para mí  misma que no me haría ni ilusiones y mucho menos lo acosaría. No comprendía como podía vivir rodeado de gritos todo el tiempo.
Cuando acabó de ver las listas entró en el centro fijando su destino en el salón de actos al igual que nosotras. Pasamos por su lado sin prestarle la mayor atención. Él pareció fijarse en nosotras lo que me hizo sorprenderme ya que para el resto de la gente somos prácticamente invisibles. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario